martes, 22 de junio de 2010

gobierno débil

No me refiero a ministros quemados o a agotamiento provocado por la crisis.
Sino a estar maniatado por sus contradicciones. ¡Que tristeza produce el papelón de los dirigentes socialistas explicando las bondades de su giro a la derecha!. A algunos se les ve realmente incómodos.

Como la supuesta dignidad de un gobierno soberano les castra para reconocer la realidad de la correlación mundial de fuerzas, se deslizan por peor camino: servir de sostén ideológico de cualquier futuro ataque neoliberal que se produzca con la excusa ya bendecida de que “lo que hay que hacer es lo mejor que se puede hacer”.

Si por lo menos hicieran el ejercicio de humildad de reconocer que esa no es su propuesta y que se van a esforzar por remover los obstáculos que han impedido que su propuesta saliese adelante; por lo menos, digo, quedaría la referencia de un horizonte de esperanza y la referencia de una honestidad política.

Pongamos dos ejemplos de incoherencia:
Dicen que la reforma estaba para incentivar el empleo estable.
Si hay que abaratar el despido de los contratos indefinidos para potenciar su uso, con esa lógica podríamos llegar a anular la indemnización y así muchos más contratos serían indefinidos. Si, pero tan absolutamente precarios como un contrato por días. Ya no necesitaría el empresario otro tipo de contrato temporal.

Dicen que quieren incentivar otras formas de ajuste laboral en lugar del despido, pero hacen lo contrario de lo buscado. Facilitan más que el empresario elija el despido en lugar incentivar las otras vías de ajuste. Y encima, con dinero público incentivando el despido en lugar de la contratación.

Queda estéticamente mal decir a las bravas que se abarata la mano de obra.

Y seguimos esperando las medidas de reducción de déficit por la vía de los ingresos de quienes provocaron la crisis y se beneficiarán de ella. En este punto, ya he dicho en otra entrada que lo grave es que se les vea más timoratos que otros gobiernos de derecha.

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