sábado, 12 de junio de 2010

Los mercados, ¿realidad o excusa?

Casi nadie se pregunta cómo quiere que sea su vida, su país, su mundo. Es como tiene que ser, braman los listos. ¿Creíamos habernos librado del fatalismo social de hace unos siglos?. Pues no. Ahora el señor, o la religión son “los mercados”.

Castrado y desesperado el pueblo soberano, las tropas neoliberales alcanzan sus penúltimos objetivos…. ¿recordáis ese bando?.

Como cualquier diós que se precie, tiene que abarcarlo todo. Mercantilizado el arte, el deporte, el ocio, o el amor, esta crisis sirve para poner en evidencia lo que muchos han denunciado desde la semiclandestinidad informativa: el excesivo poder, y por tanto poder político, de los financieros.
Pero si hubiéramos hecho siempre caso a los mercados, hoy seguiríamos en el capitalismo salvaje y los niños haciendo jornadas de sol a sol.

Nos hablaban de un mercado como método eficiente de asignación de recursos, de distribución de bienes, de selección de iniciativas emprendedoras. Hemos visto en las últimas décadas como el mercado del dinero se come a los demás mercados de economías productivas. Crece como un cáncer alimentado por la velocidad de sus movimientos a golpe de tecla de ordenador.

Ahora resulta que el dinero, acollonado por sus propios excesos, no fluye, pero los gobiernos sí se lo dan a los bancos y a interés ridículo para que estos se lo presten a los gobiernos a un interés mayor. Mayor cuanto más alta sea la tasa de riesgo que se inventen SUS agencias de rating.

Muchos ahora se excusan en que hacemos lo que nos mandan. Pero la pregunta es si hay que lamerle los piés al mandón o procurar que nos deje en paz.

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